Cordel, un punto de vista
Por Francisco Álvarez.
Cordel transita por un espacio en la línea contemplativa del silencio y la ausencia, donde la atmósfera impregnada siempre queda a pesar del olvido. Los personajes evidencian cierta quietud o parquedad, en ese sentido, son una imitación casi cercana de la naturaleza. La narración se desarrolla en un día, una noche y un amanecer: Manuel lleva un profundo rechazo que proviene de su interior, su hábitat esta siendo acechado… decide que su último día de pesca ha llegado. El cortometraje se ajusta a la Trilogía del Rio Guayas, donde los personajes se detienen a ver el tiempo y su entorno, aligerando una espera que los ata, para luego poner en marcha la continuidad de sus vidas. El agua como ser y símbolo donde el huevo del mundo se sumerge y toma cuerpo de río o ría para abrirse en el mar, no deja de estar en mis obras como esa presencia inigualable y única.
Mario Rodríguez Dávila.
FA. ¿Cómo y cuándo comienza la idea de trabajar el proyecto de la Trilogía del Río Guayas?, Por qué iniciar con Invitación a Sepelio y cuál fue la importancia de Alfredo en la película.
MR. Es la observación fluida que tuve desde mi infancia y hasta el día de hoy con la ría y sus ondulados rincones. Cuando vivía en Buenos Aires, se formó una gran distancia entre ese fluir y mi centro de regeneración, provocando una inmediata creación que con el tiempo terminó en una trilogía de cortometrajes. Siempre supe que Invitación a Sepelio iba a dar inicio a este proyecto, la escena final donde el pescador atraviesa la agitada ría en su canoa como Caronte es un ir hacia adelante, es mi llegada al Cine, como dice un amigo, es acto de suicidio en nuestro país. Ya a mi regreso a Guayaquil, le propuse a Alfredo trabajar en la trilogía, nos veíamos casi todo el tiempo, éramos grandes amigos. En ese entonces, yo tenía 26 años y el caminaba ya con una gran trayectoria y experiencia en el teatro, que además era su pasión, lo había visto en un par de largometrajes, donde formularon su rostro hacia la violencia; al contrario, yo le expliqué, que buscaba una oxigenación de su trabajo en el Cine, fue así que nos pusimos en marcha.
FA. ¿Cómo mutó la Trilogía con el paso de todos estos casi 10 años en que tardó su finalización?
MR. Invitación a Sepelio y la caótica filmación de Puente en la Madrugada fueron realizadas casi seguidas y con un bajísimo presupuesto, luego vino la espera para Cordel. No encontrábamos financiamiento, y con la muerte de Alfredo, dejé de buscar presupuesto, me tome un largo tiempo para escribir nuevos guiones. Después, pasaron varios años, y empecé a rodar un documental al límite, que fue truncado, ya en la soledad de mi departamento empiezo a auto filmarme toda acción cotidiana. Esas dos búsquedas fusionaron y dieron como resultado un corto de 21 minutos que lo titulé Canalete. Luego de seis meses recibí una llamada de un amigo, que hizo posible el rodaje de Cordel, ya para ese entonces el guión si tuvo unos cambios.
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