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El ojo de Brahma y las fronteras difusas


Por Wilson Burbano


Parafraseando al Dios Brahma, mientras más intenso sea el parpadeo de la mirada, más extenso y profundo será el universo creado y revelado…. Me parece apropiada está formulación del Dios hindú, para abordar el tema de la creación cinematográfica y en el texto presente tratar un espacio fílmico que ha venido fortaleciéndose en los últimos años en el espectro regional y planetario, denominado “fronteras difusas-cine no ficción”, como respuesta experimental y confrontadora a la imposición de la cinematografía industrial y meramente narrativa. Surge como un planteamiento democrático de mínimos recursos, básicamente a través de la integración del ojo del realizador y la cámara como un cuerpo global, y la transgresión y a la vez fusión del documental con la ficción para abordar determinada realidad o su propio entorno, desde la contemplación autocontemplativa: el autor al momento de filmar una situación también hace un ejercicio de autocontemplación: al revelar lo que ve, siente su propia mirada; es aquí donde surgiría la revelación poética en permanente ruptura de géneros establecidos, permitiendo que el hombre común se convierta en actor cinematográfico de su realidad, como veremos a continuación.


Las nueve películas que comentaré son curaduría de CÁMARA LÚCIDA - Encuentros Cinematográficos y representaron al Ecuador en el reciente festival chileno FRONTERA SUR, enfocado en esta expresión fílmica a la que podríamos definir como un cine no género.


PIENSA EN MI (Alexandra Cuesta / 15 min /2009)

La rutina de la urbe, Los Ángeles - EE. UU. Desde el transporte público a las calles y viceversa. Mirada y automirada. Calidez humana, frialdad y desarraigo. A veces la eternizada espera de la gente en las estaciones, la llegada de la noche, el nuevo día. El fin de semana, el descanso de los inmigrantes en el parque, el fútbol de los obreros latinos…

La continuidad de las situaciones antes mencionadas se da de forma natural, porque la mecánica de la rutina se ensambla sola. En ocasiones las composiciones de los espacios visuales son asimétricas y ello acentúa la soledad del individuo ladeado por el vacío que se genera en dichas tomas, entre su entorno cotidiano y la realidad.

Otras veces, por el contrario, las composiciones simétricas acentúan la soledad colectiva y el destierro. El integrar los espacios del fondo y los aledaños a través de ventanas y variadas texturas, logra dar a la obra matices y profundidad existencial: sobrecogimiento, identificación humana y a la vez distancia… Entre el rechazo cultural y la soledad surge la fraternidad, en medio de una banda sonora que se siente distante por la realidad presentada y a la vez diegética por su realismo. La autora nos devela fragmentos urbano-humanos por medio de un ojo que respira melancolía, generando una sensación poética.


RETRATO LENTO (Libertad Gills/10 min./2018)

Panorámica en cámara lenta que en una especie de sala retrata a un grupo de mujeres de distintas generaciones. Desde jóvenes con niñas hasta ancianas… Al final aparece un hombre mayor de traje y corbata, todo dentro del calor costeño. Las presentes lucen elegantes vestidos coloridos y aretes brillantes. El estado anímico es de espera, tedio y desconcierto. Se siente algo cercano a la omnipresencia. Hay la sensación de carencia de algo o de alguien. Podríamos imaginarnos que están velando algún familiar cuyo ataúd está en el centro de la sala pero no se ve.

Con la banda sonora sugestiva y el ritmo despacioso de la cámara, el cortometraje adquiere un tempo sensorial, generando suspenso-tensión y uniformidad monorrítmica que produce un estado casi mántrico. En este concepto de realización se hacen evidentes las palpitaciones humanas y las personalidades individuales a través del retrato en movimiento que ejecuta la cámara. Se plantea una ruptura de lo cotidiano, entre las vestimentas festivas de los personajes con la situación suspendida a la espera. Este contraste revela un estado de vulnerabilidad comunitaria, más allá de que la sensación de omnipresencia nos pueda hacer imaginar que estamos esperando al muerto, o incluso, a una pareja de novios que ha tardado en llegar y quizá nunca aparezca.


ATAJOS (Shortcuts) (Daniela Delgado Viteri / 18 min / 2019)

Documental sociopolítico-existencial que combina el reportaje con el tono ensayístico. Expone fragmentos de la realidad mediante momentos festivos y cotidianos, paisajes del alto Perú, habitantes del lago Titicaca y su expresión cultural ante el mundo externo, también algunos pueblos y ciudades de Ecuador y su país vecino, como el Cuzco, integrándolos a través de reflexiones en voces fuera de cuadro. El corto logra un matiz experimental debido a estas combinaciones y al tratamiento de la imagen, tipo reportaje casero, de textura desprolija. Se siente la lectura autoral de una presente generación desencantada con la historia, el quehacer político, y una autocrítica a su propia idiosincrasia, ante cuyo espejo la autora se rebela.


SOUR LAKE (Andrés Dávila / 15min / 2019)

Documental entre lo contemplativo y la denuncia ecológica. Elaborado con tomas en su mayoría estáticas y frontales. Nos ubica en sectores fragmentados de la selva amazónica donde la devastación petrolera es notoria. El sonido, en yuxtaposición con las imágenes, produce una percepción sensorial del estado anímico de la naturaleza en su misterio sufriente y a la vez en su vastedad. Se palpa la desolación del hombre en su espacio afectado y es notoria la incertidumbre desde el espacio y el tiempo frente a la llamada civilización que se encuentra fuera del campo visual. Existe una relación metafórica con imágenes pintadas de la selva que también se encuentran en proceso de deterioro. La película ubica al espectador en una situación confrontativa con la naturaleza, como frente a su propio reflejo que debería asir y preservar.


CIRCULACIÓN EN LA CORTEZA (Francisco Álvarez / 6min / 2019)

Un corto experimental construido entre tomas de 16mm, video y fotos fijas, intercalando el blanco y negro con el color.

Se manifiesta como introspección contemplativa en un entorno vegetal cercano a su cotidianidad. Resaltan detalles sutiles como una hoja -al parecer sostenida por un hilo de araña-, así como un péndulo, además de un pequeño espejo, elementos que se ubican como ejes o acentos en el devenir de un poema visual. También el personaje (el director), nos presenta una carta de tarot que interpela al destino para tomar la decisión de cortarse el pelo al ras, en una especie de poda interior y resurgimiento. Son remarcables las dos preguntas en forma de poema a su abuelo y abuela, relacionando de esta manera la obra con un universo onírico familiar y a la vez universal, desde lo mítico ancestral.

Cada formato que compone el cortometraje (8mm. video y foto fija) representa micro universos desarrollando un tejido macro que circula por la película, haciéndole honor a su nombre: Circulación en la corteza



Still: La Bala de Sandoval


LA BALA DE SANDOVAL (Jean Jacques Martinod / 17min / 2019)

Docuficción experimental. Mezcla la voz que narra los sucesos desde un fondo negro y en off, con las imágenes, a manera de crónica vivencial. De no ser por el tratamiento cinematográfico conceptual, la historia podría funcionar como una anecdótica crónica roja. Éste es uno de los logros del realizador.

Existe un contrapunteo entre los hechos terribles que cuenta la voz con las apacibles y poéticas imágenes costumbristas que se intercalan. Tomas de la vida rural donde aparece la soledad de un hombre como desprendido de esa voz. Son frecuentes efectos visuales de formas abstractas que sin embargo, adquieren vida orgánica, como elementos átomo-celulares de la historia que se narra: Sandoval llega más muerto que vivo al hospital con una bala en el cuello con la cual tendrá que convivir por el resto de su vida, a la manera de un trofeo encarnado de su propia tragedia humana.

La canción leitmotiv acentúa la melancolía existente en la desolación del ser, que arrastra su destino como una cruz por la costanera.


GRABADOS DEL OJO NOCTURNO (Jean Jacques Martinod / 6 min / 2018)

También una obra conceptual desde lo experimental. La película empieza con tomas de un desierto habitado por algunos camellos en medio de la soledad poblada de una intensa densidad atmosférica, envuelta en viñetas. El filme se plantea descomponer el vacío y la desolación, en texturas y formas de trazos duros y blandos, desde el universo pulsante de un ser. El autor nos introduce en un continuo torrente de imágenes parpadeantes y cortes en crescendo. Luego aparece el rostro de un hombre que observa esta realidad.

Intercalando las imágenes con el sonido, más el ritmo de la edición, el filme va desmembrándose en intensa profundidad vibratoria, hasta lograr una compacta integración sensorial.


CANALETE (Mario Rodríguez Dávila / 12min / 2018)

Este corto narrado en tiempo real y sonido diegético, nos muestra situaciones del día a día entre desolaciones paralelas, tanto de habitantes de la orilla del mar como del espacio urbano, donde nos sugiere que habita en soledad el realizador de esta película. Cada personaje nos manifiesta la soledad a su manera, desde el anciano de la primera escena que nos habla en la oscuridad sobre la ausencia de sus nietos, hasta la última escena del indigente que duerme en la acera, envuelto con una sábana que se hincha como una vela al ritmo del viento nocturno.

El minimalismo en la composición de la imagen y la puesta en escena nos mantienen en permanente estado de observación intimista. Son cuadros estáticos. Hay una sola toma por escena, en construcciones frontales que no dan espacio para la distracción ante el universo de cada personaje. Al mismo tiempo, la geometría de las composiciones encapsula a los actores en su propia realidad, abstrayéndolos del mundo externo, generando la sensación de aprisionarlos en sus rutinas y hábitos. La segunda toma del corto, donde el hombre contempla el mar y los niños juegan en el agua alrededor de la balsa, es el cuadro que nos oxigena para ingresar al sopor del desamparo que nos recibirá a continuación, para luego del visionado recordar que esos niños que aprenden a nadar y al mismo tiempo a pescar junto a la balsa, podrían ser los sobrevivientes de un futuro frente a las duras olas que se avecinan.


LA MUERTE DEL MAESTRO (José María Avilés / 62min / 2018)

Una pieza de corte costumbrista, con manejo del tiempo cercano al real. La historia podría ser un documental, mas con la fotografía, la puesta en escena y la edición, se convierte en una obra que encaja muy bien en el planteamiento de fronteras difusas. El sonido ambiental y el entorno paisajístico fortalecen el universo interior del personaje. El viento cumple una función de intensificación dramática, en especial durante la penúltima escena que crece hasta alcanzar un estado de clímax para desembocar en el desenlace, cuando encontramos al maestro muerto bajo la sombra del árbol.


Esta obra, que empieza con el cavar de la fosa del maestro, cuenta la historia del último tramo de vida de éste, cuidador de una quinta abandonada en la serranía ecuatoriana. Recientemente hubo un terremoto que ha destrozado pueblos y ciudades del litoral. La soledad adquiere una función vital al integrar al hombre del campo a sus actividades cotidianas de forma saludable y a la vez existencial, dentro de la naturaleza en la que el hombre se convierte en un actor agudo y activo para sobrevivir; al morir se reintegra a la misma como parte sustancial del paisaje. Hay también un ternero, cuya muerte puede interpretarse como un acto premonitorio del fallecimiento del maestro, y la piscina abandonada, como la vida que se estanca mientras el maestro no se detiene ante su destino.


Es evidente el carácter autoral de cada una de las películas abordadas. Podemos encontrar algunos temas recurrentes en las mismas: soledad, intimismo, contemplación, existencialismo, entornos aledaños a los personajes, sensorialidad, espíritu poético, acercamiento a la experimentación en diferentes estilos e intensidades. Estas características forman parte del arquetipo anatómico en el planteamiento cinematográfico de “fronteras difusas”, que desde la perspectiva de Brahma podemos verlo como el redescubrimiento de universos cercanos e interiores a los que el desarrollo del monstruo cinematográfico ha olvidado y manipulado en función de sus intereses mercantiles y políticos. Así como una propuesta de desaturación ante la excesiva producción estética sometida a lo artificial. En las obras mencionadas se sienten briznas de los autores desaparecidos Jonas Mekas, Raúl Ruiz, Yasujiro Ozu y de algunos que aún permanecen, como Pedro Costa, Lisandro Alonso, entre otros. Nombro a estos directores no para deslegitimar la autenticidad de las obras que he analizado, sino más bien para motivar el interés del lector en el descubrimiento de universos cinematográficos no convencionales y poco difundidos.


El cine de “fronteras difusas” sin duda nos motiva a redescubrir y descubrirnos en ese puente realidad-realizador, integrando desde el presente, lo pasado y futuro, con una actitud de vanguardia hacia el no tiempo y los universos multidimensionales, desde la no ficción.



Por Wilson Burbano.

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