Un artefacto antiguo
Por Erick Tapia
Un artefacto antiguo, un algoritmo alquímico, arqueología astrológica.
Astrology es una exploración de la memoria celeste que evoca e incita a la percepción, mediante contemplaciones sin instrucciones que conducen a las formas a través de una ventana donde se muestran organismos vivos, coherentes y dinámicos. El placer de la visión sobre figuras algorítmicas y rítmicas que danzan sobre la imagen yuxtaponiéndose y trazando un recorrido sobre las ruinas olvidadas, excavando con la mirada y desenterrando la belleza que contrastan e iluminan cada encuadre del filme.
Re-conocer o re-construir una arqueología visual de la cineasta, situando al artefacto para la fabricación de un anti cine, dispuesto a reflejar síntomas y destellos de la posición y el movimiento de los astros, pronosticando sucesos terrestres y físicos por vía de los sentidos sensoriales espacio-temporales personales, sumergiendo en estado de ensoñación y lucidez.
En la antigüedad se empezó a relacionar el nacimiento de una persona con determinado planeta, por medio del cual precedería al sujeto recién nacido su fortuna, su destino, los sucesos de su vida, y en virtud de qué accidente abandonaría este mundo, a donde acababa de llegar. En Astrology, se percibe esa plasticidad cósmica que detona la imaginación y profundiza en la experimentación constante de la relación del cosmos y el individuo mismo, hacía su búsqueda exterior e interior para materializar la transmutación del misticismo, el espiritualismo y simbolismo en la re-presentación fílmica. Pero quizás, en otros tiempos el desarrollo espiritual era la base de la existencia.
A propósito de la visibilidad y la transición de la pigmentación impresa en la película, transparencias, así como transferencias, mostrando una sutil neutralidad, representando las formas resplandecientes, frescas, tranquilas y agradables dentro de una esfera bondadosa, pura e inocente de la reproducción óptica, conviviendo con seres naturales y artificiales.
Sin embargo, la híper-rapidez con la que el ojo es testigo desde la atmósfera para presentar un panorama de la civilización a partir de la de-construcción de fotogramas atribuyendo la importancia a comprender el pasado, conocer el presente y predecir el futuro, en su acepción más amplia, para la propagación de arritmias inventivas presentes en nuestra cultura y la brecha de una nueva era astral.
La ausencia del sonido, aunque no todo lo sonoro está privado de la imagen, es para comprometerse y observar de cerca detalladamente las figuras, para edificar una reverberación del comportamiento involuntario del montaje que empalma, contrasta y sobresalta la elasticidad que refleja al sujeto, estableciendo un dialogo firme con el formato y dispositivo cinematográfico.
Si bien es cierto, que nuestras experiencias se guardan en el inconsciente, también es cierto que se resguardan y por lo tanto quedan archivadas, de forma tanto física como a través de los símbolos. Es por esto, que me ocupo de la última idea configurada en la película de forma aislada, las manos al final representan un valioso instrumento, son las más fieles servidoras y cumplen órdenes, delatoras al momento de expresarnos, son emblema de nuestra existencia y a la vez, son el registro de vivencias, infinita adivinación y dominan, sumergiendo al ser bajo la tierra en un mar de estrellas.
"Hombre, mira tus manos y verás un mundo en ellas,
mira tus manos y verás las estrellas".
En Luminous variations in the city skies se naufraga en un inmenso y, sobre todo, un misterioso cuerpo del orbe, recorriendo el pulso sanguíneo del espacio sideral, pasando por la piel expuesta de las placas fotográficas del astrónomo Guido Horn y abriendo las puertas de los infinitos rostros desdibujados pintados con la luz dentro de las entrañas del universo.
La intervención de la realidad contrastada con la inexistencia, es lo que hace interesante al filme, ya que conlleva a más que una lectura de la lluvia de imágenes presentadas y estampadas en la emulsión del soporte gráfico, con un deterioro en su resistir, conservando las figuras para la posteridad, entre el goce-deleite de la pupila del espectador. Por otra parte, el discurso visual conlleva a delinear un sendero de constelaciones, agruparlas e imaginarlas creando siluetas y reteniéndolas ante la mirada fugaz, casi cual una estrella, moviéndose en diferentes ejes desfragmentados de la puesta en escena, simulando observar a través de un telescópico.
Desde luego, la especial inquietud del cineasta por re-interpretar y re-apropiarse del archivo de la reminiscencia etérea de los descubrimientos sorprendentes de la formación y desarrollo del mundo estelar, dan pie a su registro e investigación sobre la ejecución de fenómenos celestes ligados al ser humano desde tiempos remotos. El tratamiento de las visualidades y su inmutabilidad en esta película, une pacíficamente la línea que va desde el estímulo ocular al centelleo de los planetas, satélites, cometas, galaxias y meteoritos en su conjunto de materia interestelar.
Considerando la propagación del silencio en el filme, rompe automáticamente con los cánones de construcción de un modelo sonoro circulatorio entre el emisor y receptor, al dejar al imaginario en interrogativa, ¿A que suena el espacio? ò, mejor dicho, ¿A que suenan las imágenes que vemos? Por consiguiente, la cantidad de información que se puede recabar para diseñar un mapa sonante para re-descubrir las condiciones vibrantes de una zona, barrio, ciudad o una reproducción del fotograma.
Entre otras ideas, se puede decir que la rebelión de las frecuencias de la ilusión del movimiento en cada cuadro, provoca la sensación de movimiento natural entre el espacio intervenido por la orientación de los astros, armonizando la técnica análoga y digital que perdura en la duración sensorial de la evolución tecnológica. Por último, el sentir de la lente, amplia el campo de enfoque con relación al encuadre y la velocidad, retozando con el panorama símil de la superposición de tonalidades que contrastan de las figuras alegres y resplandecientes, dispuestas a rebelarse en intervalos de su existencia.
Post Data.
¡Que viva la persistencia de la visión! Esas imágenes ininterrumpidas, aparentes, indomables, estáticas, estimulantes, resistentes, desobedientes, transgresoras, contemporáneas, rebeldes y revolucionarias. Por aquellas y aquellos placeres retinianos que ascienden, trascienden, sacuden cabezas y consciencias.
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